De Carlos Vittorello
Dirección escénica de Leandra Rodríguez
Una artista completa y compleja, cuyas esculturas están en Argentina y son parte de su Patrimonio Artístico Nacional. Lola Mora no sólo fue una de las escultoras más importantes del siglo XX, sino también una investigadora incansable que incursionó en campos tan disímiles como el cine, la arquitectura, el transporte urbano y la minería, donde desarrolló importantes proyectos. ¿Olvidados por su condición de mujer?
Los últimos días de Lola Mora anciana, enferma y pobre. Esa mujer cuya vida estuvo guiada, por la pasión, el deseo, la curiosidad y el hacer contra todo prejuicio moral o de género, termina sus días sola en una habitación. Y allí… la memoria que vuelve y se apersona en momentos cruciales, en conversaciones esenciales.
La obra aborda temas de urgencia nacional, invisibilizados no sólo de la agenda pública, sino de los debates en el propio campo cultural. La vejez para el Estado. La vejez en el arte. Las condiciones de trabajo y de supervivencia del artista en Latinoamérica. La autonomía económica y social del género femenino. Las consecuencias personales derivadas de un Estado que no asume el rol social del arte.
Estreno para público y prensa: domingo 12 de febrero HORARIO DE VERANO a las 20h
Funciones: horario de verano: domingos 20 h
Teatro: Payró
San Martín 766 – CABA
payroteatro@gmail.com
www.teatropayro.com.ar
Entrada gral: $ 2.000
Estud y Jub. $ 1.000
Reservas: http://www.alternativateatral.com/obra82381-lola-mora-un-angel-audaz
Duración: 85 minutos
El Teatro Payró es miembro fundador e integrante de
ARTEI (Asociación Argentina del Teatro Independiente) y cuenta con el apoyo del
Instituto Nacional del Teatro y de PROTEATRO.
Sinopsis
Lola Mora. Sus últimos días. La edad, el tiempo, su autopercepción. ¿Por qué está en este lugar? ¿Por qué no la dejan regresar a su faena, cualquiera sea? Poco sabemos de la vida de esta mujer. Otra fuera de tiempo, adelantada. Ocupando espacios vedados por entonces para todo el género. Días finales, hemiplejia. Lluvia. Memoria que vuelve y se apersona en momentos cruciales, en conversaciones esenciales.
Ficha artístico técnica:
Intérpretes: María Marchi, Hugo Cosiansi y Junior Pisanú
Diseño de vestuario: Susana Zilbervarg ADEA / Diseño de iluminación: Damián Monzón ADEA / Fotografía: Sofía Montecchiari / Diseño gráfico: Sofía Seidán / Prensa y difusión: Daniel Franco / Realización de vestuario: SARTE Titi Suarez y Soledad Sáez / Pintura textil: Juan Argerich / Pintura Nereidas: Nicolás Miranda / Realización de calzado: Mariana Politi y Leonardo Arce / Realización de tiradores: Laura Klein / Asistente de dirección: Antonella Jaime.
Dirección: Leandra Rodríguez
Dramaturgo: Carlos Vittorello
Sobre el proyecto y la puesta en escena:
Desde el inicio, el trabajo pretende abordar los temas comunes para desarrollarlos mediante la conflictiva de Lola Mora. La vejez, ¿cuál es el problema? El modo en que desvalorizamos a personas ancianas que tiempo atrás fueron luceros e hicieron grandes innovaciones en el arte (donde le permitían a Lola desarrollarse) o en la minería donde fue, además de pionera, cercenada y limitada… ¿por ser mujer? Sin autorización para la libertad, ella logra catapultarse hacia su deseo, ¿perdonará su entorno social, tal desfachatez? Época de la acción 1936. Escenografía que trae las paredes grises del encierro. Vestuario que trae el mármol espumoso de su arte.Campo sonoro que nos guía por el constante devenir de la salteña intrépida.
Sobre Lola Mora
Dolores Vega Mora nació el 22 de abril de 1867 en Tucumán, según su acta de bautismo. O el 17 de noviembre de 1866 en Salta. Hija de Romualdo Mora y Regina Vega. La tercera en nacer de tres hermanos y cuatro hermanas. En 1874 Lola comienza su educación escolar, obteniendo siempre las mejores notas, tocaba el piano de su madre. Inesperadamente a los 45 años de edad, el 14 de septiembre de 1885, muere el padre e inmediatamente su madre. Lola tiene 18 años. La hermana mayor y su marido se encargan de los menores huérfanos. Su primer maestro de arte, Santiago Falcucci, la recuerda en un artículo de 1904 “Lola inicia su práctica de manera disciplinada abocada al dibujo y al retrato, siendo una niña vivaz, alegre, de ojos expresivos… llena de aspiraciones nobles” agrega que ella “posee una voluntad rebelde, inquebrantable, pertinaz”
Es muy difícil resumir en pocas palabras la biografía de Lola. Primera época en su región, con su primer maestro y despuntando en su entorno político y cultural. Luego decidida a profesionalizar su formación en Buenos Aires, como todavía hoy sucede a muchas y muchos potenciales artistas.
El 9 de julio de 1893 Lola Mora presenta ante toda la sociedad tucumana una colección de veinte retratos de los gobernadores tucumanos desde 1853 hasta la fecha realizados con excelencia en carbonilla, que luego decide obsequiar a la provincia.
El 12 de julio de 1895 se presenta ante la Cámara de Diputados de la Nación y solicita al Fondo de Becas, creado en Buenos Aires en 1856 por Bartolomé Mitre, “una subvención para continuar sus estudios en Europa”.
Dardo Rocha firmó su carta de recomendación para presentarse ante el embajador argentino en Roma, así como también recibió el apoyo del embajador de Uruguay, que más tarde publicaría críticas de su obra en los diarios del Río de la Plata, bajo el seudónimo de “Sansón Carrasco”. Se instala en Roma en 1897 y recibe un monto mensual del estado por dos años. Francesco Paolo Michetti, el mejor pintor de la época, que no daba lecciones a nadie, se convierte en maestro de Lola Mora y Constantino Barbella en maestro de las prácticas de modelado. Por ese entonces Giulio Monteverde era una celebridad de la escultura en mármol, conocido en Argentina por dos de sus obras: Monumento a Mazzini en la plaza Roma de Buenos Aires y el Cristo, que preside la capilla del cementerio de La Recoleta.
Imaginemos la subsistencia, techo, comida, ropa, simplemente. Desde 1899, gestión mediante del embajador argentino Enrique B. Moreno, el Estado renueva su ayuda por un año más. Mientras tanto, toda la obra de Lola producida en su taller estaba referida a la Argentina, bustos: Garibaldi, Roca, Pellegrini, bajorrelieve esbozado de 4,5x4m del Primer Congreso Argentino de Tucumán, entre muchos otros de producción entre 1897 y 1899. La relación contractual con el estado va flaqueando y Lola inicia el negocio de venta de su obra, a veces por montos de usura. Mientras tanto se inician en el mundo occidental las luchas por los derechos del género, desde el sufragio, divorcio, derechos laborales y de educación. Treinta y dos años, mujer, soltera, escultora, independiente, latinoamericana (aunque el concepto sea contemporáneo), bella, inteligente (cosa que le valió el mote de astuta, o audaz) cuando llega el siglo XX y la halla en Italia.
El gobierno de Tucumán solicita el primer encargo a la becaria nacional Lola Mora. Luego lo hará la Nación Argentina. La lista de obras gigantescas de Lola es inmensa, no es difícil imaginar que esta mujer llevaba adelante su arte, su empresa, coordinaba un equipo de colaboradores, planificaba y conducía sus realizaciones, la mayoría de ellas en acuerdos con estados. Cabe citar que Lola fue tentada por impresionantes figuras a cambiar su nacionalidad por la adquisición de obra, Australia y Rusia, también gana un certamen en París con el seudónimo TUPAC AMARÚ cuyo jurado interpreta que la firma es japonesa.
En 1903 se implanta por primera vez la FUENTE DE LAS NEREIDAS, en Paseo de Julio y Cangallo, hoy Av. Alem y Perón. A partir de entonces su obra comienza a sufrir ataques y ella falsas acusaciones.
Pasarán algunos años más durante los cuales otras obras de Lola se instalan en territorio argentino; pero a veces desmembradas (generalmente producía grupos escultóricos) o “reubicadas”, así y todo lleva adelante acuerdos y dirige sus finanzas. Se casa en 1909 con un joven veinte años menor, que conoce durante su estancia en el Congreso de la Nación, donde el Estado la aloja durante la producción de la obra destinada a dicho Palacio. El arduo trabajo de conseguir financiación para sus trabajos, sus ideas, desgasta a la pertinaz Lola y, unos años luego de separarse, regresa desde Roma para dedicarse a la excavación de minas en Salta en busca de la extracción y elaboración de combustible en base a esquistos bituminosos, trabajo de investigación que Lola desarrollaba en paralelo a su obra artística, el Estado pone como condición que no intervenga en la extracción de petróleo, estamos en 1925, por entonces publicó un pequeño documento científico COMBUSTIBLES: PROBLEMA RESUELTO, pocos ejemplares, no se ha encontrado ninguno aún. Se queda sin recursos. En 1932 se trasladó a Buenos Aires, con problemas de salud y de motricidad. Se hospeda en casa de sus sobrinas donde vive sus últimos años.
El 17 noviembre, día en que se consensúa su nacimiento, se conmemora en nuestro país el día de las y los escultores.
Obras de Lola Mora: Fuente de las Nereidas, Monumento a Alberdi, Estatua de la Libertad, Relieves de la Independencia en la Casa de Tucumán, Monumento a Aristóbulo del Valle, estatuas de Fragueiro, Laprida, Zubiría, Alvear, Avellaneda, Monumento a la Bandera, busto de Sáenz Peña.
La obra de Lola se encuentra diseminada desorganizadamente por el país, de a poco se ha ido redescubriendo y poniendo en valor con el paso de los años. Además, participó de la obra de tendido de rieles de Ferrocarril Trasandino del Norte, Huaytiquina (actual Tren de las Nubes), como urbanista fue autora del proyecto del primer subterráneo de Buenos Aires y de la Galería Subfluvial, proyectó el trazado de calles de la ciudad de San Salvador de Jujuy. Muere el 6 de junio de 1936 en casa de sus sobrinas en Av Santa Fe al 3000.